Cuando la tecnología se encuentra con el apego: la experiencia de recrear un anuncio de Google con un peluche
Imagina esto: tu pequeño ha elegido a su peluche favorito, y tú, como buen padre o madre, sabes que deberías tener uno de repuesto por si acaso. Sin embargo, muchas veces ese consejo se queda en el aire. Eso me pasó a mí con Buddy, el ciervo de peluche que se convirtió en el inseparable compañero de mi hijo. Y justo cuando pensaba que todo iba bien, me encontré atrapada en la reciente campaña publicitaria de Google para su producto Gemini.
La historia detrás del anuncio
El anuncio cuenta una anécdota ficticia pero muy realista sobre unos padres que descubren que el juguete preferido de su hijo, un corderito llamado Mr. Fuzzy, ha quedado olvidado en un avión. A través de Gemini logran hacer malabares para crear imágenes y vídeos donde Mr. Fuzzy vive aventuras increíbles alrededor del mundo mientras esperan recibir un reemplazo. La idea es entrañable… o extraña, dependiendo de cómo lo mires.
Mi intento fallido con Gemini
Decidí probar si realmente Gemini podía hacer magia con las fotos de Buddy. Después de varias imágenes y una serie de prompts creativos, descubrí que lo que parecía fácil no era tan sencillo. Aunque al final logré algo decente, la interacción fue más complicada y divertida de lo que esperaba; casi como intentar resolver un rompecabezas en constante cambio.
No obstante, hay una línea ética aquí que no puedo ignorar. ¿Es correcto utilizar inteligencia artificial para llenar el vacío emocional dejado por un juguete perdido? Para mí la respuesta es clara: hay cosas que deben permanecer intactas en la imaginación infantil sin intervención tecnológica.


