Duolingo: un amor que se vuelve complicado tras 1.900 días de uso
Si te dijera que llevo casi 1.900 días usando Duolingo, podrías pensar que soy un gran fanático del aprendizaje de idiomas. Y sí, lo soy, pero también estoy atrapado en una relación amor-odio con esta aplicación. Por un lado, ¡vaya si he aprendido cosas! Pero por otro, he visto cómo han tomado decisiones que me dejan perplejo.
Recuerdo cuando introdujeron el sistema de Vidas, algo que odié tanto que pagué para deshacerme de ello. También esa noticia sobre convertirse en una empresa «primero AI», solo para dejar de pagar a escritores contratados… ¿en serio? Y no hablemos del nuevo nivel Duolingo Max, que ha añadido más barreras al ya restringido acceso gratuito. Ahora también han metido anuncios para los usuarios gratuitos, lo cual hace todo aún más frustrante.
¿Qué pasó con la comunidad?
Aquí está el dilema: Duolingo era conocido por su conexión auténtica con sus usuarios a través de su simpático búho Duo. Esa conexión ha ido desapareciendo poco a poco debido a decisiones comerciales que parecen haber olvidado las raíces comunitarias de la app. Es hora de volver a lo básico y reconectar con quienes realmente importan: nosotros, los usuarios.
Caminos hacia la mejora
Para empezar, hay dos caminos: ser amable o ser ambicioso. «Ser amable» significaría eliminar algunas restricciones absurdas para los usuarios gratuitos; adiós al sistema de corazones que solo sirve para frustrar más que para enseñar. En cambio, «ser ambicioso» podría significar incluir funciones interesantes como las videollamadas, actualmente disponibles solo para unos pocos afortunados del plan Max.
No se trata solo de hacer el producto atractivo; se trata de recordar por qué empezamos a usarlo en primer lugar: aprender idiomas y disfrutar del proceso. Duolingo tiene todo el potencial para brillar nuevamente si decide enfocarse en lo fundamental: la educación real y accesible.


